Colombia: lecturas de una elección
Por Edmundo González Urrutia
[20 de marzo de 2006]
A dos meses de las elecciones presidenciales en Colombia, los resultados de los
comicios legislativos del pasado domingo, en los que el oficialismo resultó
ampliamente favorecido, comportan lecturas importantes para el análisis
e interpretación de las azarosas arenas de la política colombiana.
La primera y más evidente de ellas, es que el presidente Álvaro
Uribe Vélez se coloca en una cómoda posición para asegurar
su reelección presidencial.
En efecto, la pléyade de partidos "uribistas" consiguió
cerca de 6 millones de votos lo que representa más del doble de la votación
de los partidos de oposición.
Pero más allá de esta lógica conclusión, se trata
de los efectos en el orden político interno que parecen derivarse de
esta jornada como son la nueva composición del Congreso donde el "uribismo"
mantendrá la mayoría absoluta en ambas cámaras; el retroceso
electoral del partido liberal; la sorprendente votación del partido conservador
y del partido de la U; el desplazamiento de antiguos liderazgos, para no citar
el repudio a las acciones violentas que adelantaron las FARC semanas antes de
las elecciones.
Revisemos por parte cada uno de estos asertos. Ciertamente que con este respaldo
a las organizaciones políticas asociadas al oficialismo, el presidente
tiene allanado el camino -de no mediar circunstancias insospechadas en este
momento- para ganar la reelección. Los partidos que lo apoyan obtuvieron
una sorprendente votación, entre éstos el partido de la U -de
reciente formación- que se convierte en la primera fuerza en el país
junto al partido Conservador que ha sido uno de los más consecuentes
y disciplinados aliados.
En oposición, el partido Liberal salió mal librado no sólo
por la merma de su caudal electoral sino al verse desplazado al tercer lugar
en la correlación de fuerzas del Congreso donde son superados por los
partidos antes señalados. Así las cosas, el partido Liberal pierde
el lugar protagónico que ocupó en el congreso durante los últimos
50 años.
Otros dirigentes con aspiraciones presidenciales, los ex alcaldes de Bogotá
Antanas Mockus y Enrique Peñalosa, y el veterano dirigente de la izquierda
Antonio Navarro Wolf también resultaron entre los perdedores al fracasar
en su intento por alcanzar una curul en el Senado y su supervivencia política
dependerá ahora de las alianzas que puedan concertar con otras fuerzas.
Las FARC, que en las semanas previas a la elección prometieron paralizar
el proceso con acciones violentas, bloqueo de carreteras, quema del material
electoral, amenazas a los testigos, entre otras acciones intimidatorias, también
fracasaron en sus planes puesto que más allá de uno que otro hecho
aislado, los ciudadanos dieron una lección de coraje cívico y
las elecciones se realizaron sin mayores contratiempos.
Con todo, algunos analistas internacionales estiman que dado el carácter
aluvional del movimiento político que respalda la presidente Álvaro
Uribe, las posibilidades de fracturas en dicha coalición están
latentes por lo que tendría que actuar con suma rapidez antes de que
cualquier circunstancia inesperada pueda minarle su base de apoyo.
Esto es particularmente importante de cara a la agenda legislativa del próximo
congreso donde habrán de discutirse algunas leyes clave para el oficialismo.
En este remezón electoral del pasado domingo quedaron también
"borrados" de la escena política un importante número
de micropartidos que no alcanzaron el mínimo de votos válidos
(2% ) exigido por las leyes electorales Como sombras de este proceso, sin embargo,
figuran la alta abstención registrada -cercana a 60% -; la complejidad
del tarjetón electoral a cuyo diseño se atribuyen no pocos votos
nulos o en blanco de los ciudadanos; la intervención de las maquinarias
políticas en la manipulación de votos y, finalmente, la presencia
en el Congreso -aunque menguada en esta oportunidad- de ciertos personajes asociados
al paramilitarismo.
Como dato interesante, los comicios sirvieron para que algunas formaciones
(partido Liberal y Polo Democrático) escogieran sus candidatos presidenciales
en una suerte de elecciones primarias.
En el PL, Horacio Serpa será por tercera vez el abanderado de su agrupación
(ya fue derrotado por Andrés Pastrana en 1998 y por Álvaro Uribe
en 2002) al tiempo que Carlos Gaviria se alzó con la victoria como candidato
de la izquierda.
Con todo, se trata de una apuesta por la paz; por la civilidad democrática;
por una nueva forma de hacer política sin que necesariamente tenga que
encasillarse en la visión reduccionista de los giros ideológicos
que operan en la escena regional.
En este remezón electoral del pasado domingo quedaron también
"borrados" de la escena política un importante número
de micropartidos que no alcanzaron el mínimo de votos válidos
(2% ) exigido por las nuevas leyes electorales.
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