Resumen
Resumen
América Latina vive desde hace más de dos décadas, el proceso de (re)democratización más largo, extenso y
profundo de toda su historia. Nuestra región viene experimentando una doble transición, que en algunos países es triple: la
primera, del autoritarismo a la democracia; la segunda, de economías fuertemente intervenidas por el Estado y relativamente cerradas, a
economías más abiertas y orientadas al mercado; y la tercera (que aplica sólo a ciertos países), de la guerra a la
paz.
Después de dos décadas de reformas neoliberales, inspiradas en el llamado "Consenso de Washington", y sin perjuicio de reconocer
sus aspectos positivos, los hechos se han encargado de dejar en claro los limites de este enfoque. De ahí que en nuestra opinión la
región necesita no sólo una nueva agenda para la reforma económica sino también una clara y renovada agenda de reforma
política dirigida a tratar de equilibrar, ajustar y sintonizar los sistemas políticos con las nuevas realidades sociales y las
crecientes exigencias de la ciudadanía en búsqueda de mayor y mejor representación y gobernabilidad.
Precisamente este trabajo presenta una aproximación comparada al tema de la reforma político-electoral en América Latina,
organizada en torno a cuatro temas principales:
- Reformas del régimen político;
- Reformas del sistema electoral;
- Reformas a los partidos políticos (en especial en materia de financiación y democratización interna); y
- Reformas destinadas a incorporar diferentes mecanismos de democracia directa.
En términos generales podríamos aseverar que junto a las profundas reformas llevadas a cabo en relación con los sistemas
económicos, hemos presenciado a lo largo de las últimas dos décadas una dinámica e intensa reforma constitucional y
electoral. En efecto, en casi todos los países de América Latina se han hecho reformas a las leyes que rigen las elecciones y los
partidos políticos. Si bien el objetivo principal en algunos casos fue conseguir una ventaja partidaria, dichos esfuerzos, en general,
representan una búsqueda a nivel regional en pos de mayores niveles de representación, gobernabilidad y estabilidad
democrática.
Por otra parte, cabe señalar que a pesar de la estructura de los incentivos que producen las instituciones formales, los políticos
tienen márgenes de libertad para influir en el desempeño del sistema político. La misma estructura institucional formal que
puede producir una crisis y el colapso de un régimen en un contexto histórico puede, en otro, facilitar la gobernabilidad efectiva.
Sin embargo, la gran mayoría de estos factores contextuales son elementos heredados e inherentes, los cuales no pueden modificarse a corto
plazo. Por el contrario, las instituciones políticas pueden pasar por cambios relativamente más rápidos. De ahí que
para mejorar la gobernabilidad de la democracia y los niveles de representación, la reforma de las instituciones político-electorales
puede constituir un buen punto de partida.
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