VI. La observaci�n como practicada: demasiado poco, demasiado tarde
VI. La observación como practicada: demasiado poco, demasiado tarde
Aún cuando la mayor parte de las organizaciones que desarrollan observación proclaman su respeto por los principios de exhaustividad y minuciosidad, su práctica suele diferir considerablemente de sus principios. Siempre existen
excusas para cada caso específico: las invitaciones llegan demasiado tarde; los recursos financieros no se obtienen en tiempo y en la cantidad requerida; requerimientos administrativos demoran la puesta en marcha de misiones; el reclutamiento
lleva más tiempo de lo previsto, y así sucesivamente. Aún cuando las excusas suelen ser razonables y verdaderas, ello no impide que los resultados finales de la observación sean una parodia de los modelos "ideales"
predicados.
En el caso de las misiones de largo plazo, es frecuente que los observadores de largo plazo lleguen solamente unas pocas semanas antes de la elección. Esa tardía llegada les impide observar aspectos cruciales, como el registro de
votantes o de candidatos. La instalación y el despliegue en las regiones lleva buena parte del tiempo disponible y los observadores no llegan a desarrollar una efectiva red de contactos. El resultado típico es que los observadores
electorales pasan la mayor parte de su tiempo en arreglos logísticos y planeando las rutas de observación de los observadores de corto plazo.
En el caso de las misiones de corto plazo, una consecuencia usual de plazos reducidos y de recursos escasos es la eliminación de las visitas periódicas durante el proceso electoral, que son un elemento necesario para asegurar la
exhaustividad de la observación en el contexto de ese enfoque. Las visitas suelen ser reemplazadas por misiones preparatorias que se concentran en preparar el terreno y hacer los arreglos logísticos necesarios para la llegada de los
observadores de corto plazo.
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