IX. Observaci�n Nacional e Internacional: fuerzas y debilidades
IX. Observación Nacional e Internacional: fuerzas y debilidades
La subdivisión del proceso electoral en sus elementos componentes, y el análisis de los enfoques más efectivos para la observación de cada uno de ellos, sugiere que la mayor parte de esos elementos puede ser adecuadamente
cubierta a través de evaluaciones cualitativas llevadas a cabo por pequeños equipos de expertos. Las principales excepciones, que requieren un número elevado de observadores, son la observación del respeto por las libertades
de reunión y movimiento, de la ausencia de miedo e intimidación, y de los eventos durante la jornada electoral, incluyendo el recuento de votos en las mesas de votación. Aún cuando las actuales técnicas de
observación del registro de votantes también requieren un elevado número de observadores, las alternativas descriptas en la sección anterior, basadas en análisis de expertos, resultan más adecuadas. Dadas estas
diferencias en la necesidad de recursos para la observación de las distintas fases del proceso electoral, ¿cuales son las ventajas relativas de la observación nacional y la internacional para la observación de sus distintos
aspectos?
Una conclusión casi obvia es que los observadores internacionales son particularmente costosos para la mera recolección de información, con la excepción de algunas áreas en las cuales los conocimientos y la
experiencia son particularmente importantes. En cambio, la observación del respeto por las libertades básicas es el típico foco de atención de los observadores de largo plazo desplegados en las distintas regiones. Sin embargo,
el éxito en esta tarea dependerá de la capacidad de desarrollo de efectivas redes y contactos con sus contrapartes nacionales. Pero su principal impacto no es la recolección de información, sino más bien el hecho de que
su presencia consitutirá un factor disuasivo y puede contribuir en forma importante a la consolidación de la confianza. Este impacto no puede ser reemplazado fácilmente por los observadores nacionales.
Las diferencias entre observadores nacionales e internacionales en lo que hace a la recolección de información son particularmente evidentes durante la jornada electoral. La típica operación internacional tiene el elemento
de sorpresa que le da su mobilidad, y muestras bien diseñadas pueden proporcionar una representación adecuada del conjunto. Sin embargo, la información recogida por los observadores internacionales en sus visitas a los lugares de
votación es básicamente incompleta e impresionística, y sólo provee de información cuantitativa muestral de un limitado número de variables. En cambio, la típica observación nacional estática
permite la recolección de información completa sobre los eventos en la mesa de votación observada. En la medida en que los observadores nacionales todas o casi todas las mesas de votación, su presencia asegura adecuada
información y crea un importante factor disuasivo. Aún cuando algunas de las misiones internacionales llevan a cabo conteos rápidos, es común que los observadores nacionales los lleven a cabo con similar efectividad.
Las diferencias entre observadores nacionales e internacionales en el caso de la observación de aspectos del proceso electoral que requieren conocimientos especializados varían de país a país. En países desarrollados
como Méjico o Sudáfrica, esos conocimientos especializados existen a nivel nacional y pueden ser facilmente incorporados a las metodologías nacionales de observación. Pero en algunos países esos conocimientos y
experiencia no existen, lo que hace necesaria la participación de la observación internacional.
Otra diferencia importante entre observadores nacionales e internacionales se da en el impacto de la información que transmiten al público. Los observadores nacionales tienen su principal audiencia dentro del país, mientras que lo
opuesto se da en el caso de los observadores internacionales. Es importante recordar que el impacto de la observación sobre la legitimidad de un proceso no siempre resulta de informes cuidadosos, escrupulosamente basados en la información
recogida y analizados con cuidado y respeto por los medios masivos. Tampoco debe asumirse que cuanto mayor sea la calidad y minuciosidad de la información en la que se basa el informe, mayor será su impacto en la opinión
pública. En demasiados casos, la opinión pública es efectivamente influenciada --o manipulada-- por declaraciones efectuadas inmediatamente después del cierre de las mesas, y basadas más en una evaluación
política global de la situación que en un detallado análisis de la información recogida por la misión. La cobertura de los medios se basa con más frecuencia en la oportunidad de la declaración y en la
imagen pública de quien la emite, que en la calidad de la información en la cual la declaración se basa. Los aspectos de difusión deben integrar el planeamiento de la misión con la misma importancia que los elementos
técnicos.
La observación electoral, tanto la nacional como la internacional, continuarán constituyendo una parte importante de los procesos de democratización en el próximo futuro. Sin embargo, las organizaciones de
observación deben reveer cuidadosamente sus enfoques de observación, seleccionando aquellos que mejor se adecúan a la situación en el terreno. Ello es particularmente válido en relación a aquellos elementos del
proceso electoral que son cubiertos mejor por equipos de expertos que por un elevado número de observadores. La revisión de los enfoques de observación es también necesaria para lograr una mejor integración entre la
observación nacional y la internacional, estableciendo vínculos entre ambas que tendránun efecto sinérgico.
La observación internacional es costosa, y su uso debe ser cuidadosamente evaluado caso por caso. Comenzó como un fenómeno basado en una situación de demanda real, como una respuesta a necesidades urgentes en situaciones
difíciles. Con el pasar del tiempo ha comenzado a desarrollar algunas características de una situación de oferta: la existencia de una solicitud del país es el tema central en la decisión, y no se presta demasiada
atención a la situación real en el terreno o a la necesidad efectiva de una herramienta tan costosa como la observación internacional.
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